jueves, 13 de octubre de 2016

El futuro de Venzuela

Hace poco más de un año hice referencia a la paz de la que tanto se ufana el gobierno de Nicolás Maduro, pero que nada hace por lograr, debido a que se codea de colectivos armados que amparados en la impunidad que reina en los tribunales venezolanos.


Hoy a más de tres años y a pesar de que el finado Hugo Chávez lo dejara como el mejor hombre para el diálogo, el presidente venezolano ha dejado tras su legado una atroz persecución contra los líderes de la oposición venezolana, tratando de minimizar a sus contrincantes.

Alcaldes y alcaldesas despojadas de sus ayuntamientos, alguno que otro detenido, alegando haber incurrido en delitos de corrupción, sin que hasta ahora se haya hecho juicio a uno solo de ellos, solo para hacerse por la fuerza del poder de estas instancias municipales.

Sin embargo, esto lejos de amilanar a quienes se han desilusionado del "socialismo siglo XXI", los ha hecho tomar fuerza para seguir adelante, con la esperanza de lograr el cambio positivo que el país merece y así enrumbarlo nuevamente hacia su desarrollo, ese que nunca debió detenerse aquel diciembre de 1999.


Muchos insisten en creer, tener esperanza, orar para que Dios en su sapiencia y misericordia pose sus ojos en el país para que después de tanta tragedia que prácticamente mantiene en vilo a los venezolanos que angustiados ante la alta tasa de criminalidad, desempleo y persecución buscan la forma de abandonar el barco que se llama Venezuela para buscar un mejor futuro para él y su familia.


Los que debemos quedarnos, insistimos en luchar y creer que la fuerza poderosa del Altísimo oiga nuestras súplicas, pero que además se nos oiga a nivel internacional y las organizaciones, lejos de mantener las relaciones políticas, hagan valer las leyes de amnistía internacional y los derechos humanos, no por prebendas, sino porque así lo requieren las naciones, no solo Venezuela, sino también los países árabes, cuya guerra cobra gran cantidad de vidas inocentes, que en comparación con Venezuela, se ha enquistado una violencia y un odio por el semejante que solo desea volver a verse y abrazarse como hermanos.


Así fuimos criados, para compartir lo que tenemos, abrazarnos de manera fraterna y confiando en el otro. Añoramos esa Venezuela que tanto amamos, la que tantos inmigrantes hicieron suya, su segunda patria, la que pocos conocían, pero que al hacerse conocer, trajo consigo más desgracias que las que pudo haber traído Colón, según cuentan quienes han pretendido cambiar nuestra historia  y dejarnos sin pasado hasta 1999...


Por: Lisbeth Martínez
Fotos: Internet

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